El movimiento ciudadano frente al nuevo escenario político
En junio de este año, la Plataforma Ciudadana Una Nueva Oportunidad difundió una propuesta de Unidad para la resistencia y la transición democrática, con el objetivo de “derrotar los planes prorroguistas del régimen autocrático de Morales antes de 2019 y dar curso a la apertura de un nuevo ciclo de reformas estatales a partir de 2020”.
En esa perspectiva, la resistencia democrática tenía por delante dos citas importantes antes del inicio del proceso electoral: la del 10 de octubre de este año y la del 21 de febrero de 2019. Pero la aprobación de la nueva Ley de Organizaciones Políticas (LOP) ha cambiado bruscamente las reglas y los plazos electorales, modificando la agenda del movimiento ciudadano y la de los partidos políticos.
La necesidad de la unidad se ha vuelto ahora más perentoria y exigente, por la necesidad de derrotar el prorroguismo gubernamental y, simultáneamente, gestar una opción electoral victoriosa para 2019. La unidad no puede ser sólo de plataformas ciudadanas –para la resistencia– y menos aún sólo de partidos políticos –para la contienda electoral–, sino que debe ser capaz de reunir las capacidades de unas y otros para responder de manera conjunta a esos desafíos.
Las primeras diferencias en torno al nuevo escenario político se evidenciaron en el segundo Congreso de plataformas ciudadanas realizado en Sucre. El Manifiesto aprobado habla de enfrentamiento en las calles y unidad en las urnas, porque la abstención es la sepultura anunciada de la democracia y la complicidad abierta con el tirano”, mientras que el documento de Resoluciones opta por ”el rechazo total de la LOP […] y formar una comisión para que los partidos políticos no entren a participar de esta Ley y no caigan en el juego de la Dictadura”.
La aprobación de la LOP ha hecho que la lucha por el respeto del 21F haya cambiado de escenario, de protagonistas, de plazos y de prioridades. No basta denunciar esta nueva maniobra gubernamental: este 10 de octubre el movimiento ciudadano expresará nuevamente su defensa de la democracia y el 8 de diciembre se movilizará de manera contundente si el TSE habilita a Morales, desconociendo la legalidad constitucional y la voluntad del soberano. Pero tenemos que ponernos a la altura de los nuevos desafíos, respetando las diferencias entre los que opten por la vía de la abstención o de aquellos que apuesten por la participación electoral. Las plataformas ciudadanas que decidan participar en el proceso electoral buscarán opciones de alianzas entre sí y con los frentes partidarios, aportando su capacidad de movilización, su creatividad programática y sus propios liderazgos. No es posible ni deseable esperar una respuesta unidireccional: nuestra convicción democrática nos obliga a ser respetuosos de las diversas opciones por las que apuesten los grupos ciudadanos y los partidos.
La Plataforma ciudadana Una Nueva Oportunidad continuará haciendo todos los esfuerzos para lograr el respeto del 21F y contribuirá con su modesto aporte a gestar una opción electoral victoriosa y de largo aliento para la transición que se viene.