La política boliviana vive el final de una etapa política, dominadas por un caudillo populista y movimiento político corporativo, pero que ahora implosiona por su división, lucha de facciones y envilecimiento moral. Estos hechos han creado las condiciones para el advenimiento de otro período político, cuyos rasgos y alcances todavía no entrevemos con claridad. Este cambio de ciclo político afronta desafíos complejos, como la crisis económica y social en desarrollo, el restablecimiento del Estado de derecho, la reconstrucción de las instituciones democráticas, la necesidad de regenerar el sistema judicial y devolverle independencia y profesionalismo, un sistema electoral confiable, que pueda garantizar elecciones libres y limpias, y desde luego, la cuestión de la gobernabilidad.
El amigo Henry Oporto no es miembro de Una Nueva Oportunidad. UNO alienta el debate de ideas y no se adscribe necesariamente a los contenidos de este artículo.