¿Seguirá el país secuestrado por la disputa interna de un partido que aún es eje (des)ordenador de la política? ¿Podrá el MAS oficialista lograr los votos a su favor? Difícil de prever en una asamblea fragmentada, menos aún cuando en la opinión pública gana terreno la idea que el TCP no solo cercena funciones legislativas, sino que las usurpa.
Bolivia es mucho más que el MAS.