[... en la "Marcha por la Vida" (1986)] Ninguno de los marchistas recibió pago alguno por participar. Durante la marcha se fueron plegando maestros, ferroviarios, fabriles, universitarios, amas de casa, campesinos e indígenas. En varias comunidades ubicadas en el camino de Oruro a La Paz, los marchistas eran recibidos por los comunarios con comida. La Iglesia católica, encabezada por ese gran arzobispo que fue Jorge Manrique, estuvo presente auxiliando a los marchistas con medicinas, alimentos y vituallas. Los dirigentes que encabezaban la marcha iban junto a las bases caminando, no en vehículos lujosos, y soportaban, como todos, las inclemencias del tiempo; dormían en el camino. Lo mismo sucedió con dirigentes políticos que se sumaron a la cruzada. Marchaba de Oruro a La Paz el Bloque Social Revolucionario del que habló el MIR de los años 70.
Cuánta diferencia con el remedo de marcha que hemos vivido estos días a cargo de una facción del MAS, organizado por un enfermo de poder y sus adláteres, que no marchó, sino que acompañó el desplazamiento desde una lujosa vagoneta, en la que se resguardaba de la lluvia, mientras la bases tenían que soportarla.