Bolivia está sufriendo por el desabastecimiento de carburantes, perceptible en las filas interminables en los surtidores.
Es una crisis que se acerca a un colapso energético, no tan grave aún como el que sufren Cuba y Ecuador, pero que va por ese camino. Conocemos de sobra las causas, pero comprendemos menos la estrategia de YPFB para hacer frente a esa crisis.
La falta de divisas del país incide en dos ítems: la importación de los carburantes (50% de la gasolina y casi 90% del diésel) y el subsidio a la venta de esos productos (casi un 100% del precio de venta). De hecho, los ingresos por el gas exportado ya no alcanzan para cubrir esos ítems.
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El analista Francesco Zaratti no es miembro de Una Nueva Oportunidad. UNO alienta el debate de ideas pero no se adscribe a los contenidos de este artículo.