Mucha gente desconfía del proceso de unidad que viene desarrollando la oposición democrática impulsada por los cuatro, ahora seis, líderes de la oposición y, en cierta medida, tienen razón. Esa desconfianza surge porque ya se han vivido experiencias de unidad fracasadas, que han durado “hasta el día siguiente de las elecciones” o porque muchos otros creen que la unidad debe nacer con todos los mecanismos de seguridad para funcionar sin sobresaltos, desde el inicio de su acta de nacimiento. En ambos casos hay razón, pero no podemos dejar de considerar que la unidad es un proceso de construcción política y como tal es contingente, por tanto hay que trabajar minuciosa y cotidianamente para superar las amenazas/debilidades y asegurar las fortalezas que pueda tener en una perspectiva de mediano plazo.