Indiscutible: reforma [del sistema judicial] según meritocracia. Sin embargo, el nudo a desatar es político. Si queremos justicia, debemos recuperar el Estado, democrático y de derecho, por consiguiente, tomar el poder y esto lleva, por fuerza, otra vez, a patear el balón al lado de los políticos de oposición para que honren su condición y, más allá de sus flaquezas, hagan política de la buena, en serio, con eficacia. Como van las cosas, habrá que orar mucho para que así sea.
Mientras rezo a todos los dioses y energías del universo en tal sentido, me nombro portavoz de las víctimas de la administración de injusticia campante en Bolivia, de los inocentes sometidos al infierno de las cárceles, esos verdaderos centros de planificación, dirección y ejecución del crimen donde los profesionales del delito, sin y con uniforme verde olivo, medran del amparo del poder putrefacto de los autoritarios y del abuso a los más débiles.
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