No es nada fácil identificar a los responsables de la profunda crisis educativa boliviana. No lo es porque son componentes fundamentales de dos mitos históricos: el Código de la educación de 1955 que se sostuvo en la democratización (todos deben tener derecho a la escuela); la Ley Avelino Siñani Elizardo Pérez de 2010 que se diseñó como descolonizadora y productiva (la escuela debe generar equidad).
El resultado de 70 años de aplicación de nuestras dos principales políticas educativas es exactamente lo contrario de sus objetivos: no hemos producido ni democracia ni desarrollo ni ciudadanía. Porque nuestra educación no genera igualdad de oportunidades.
