El recorrido de los demócratas venezolanos hasta aquí ha sido largo y empinado en extremo, tanto que puede llevar a una apuesta pesimista por la derrota, más aún, considerando la acumulación del cansancio y las frustraciones desde 1999. Su trazo fue retorcido durante un cuarto de siglo en el contexto de la perversión del Estado, el Derecho y la Democracia, con malévolas intenciones de vaciamiento de su contenido auténtico, en oposición abierta a los valores y principios que al advenimiento de la modernidad clausuraron las edades oscuras cuando no existían la persona, su dignidad y sus derechos. Este retroceso es el proyecto llamado del “socialismo del siglo XXI”, concebido y dirigido desde Cuba a partir de la caída del socialismo real a principios de los años noventa. Aplicado por primera vez en Venezuela. En él se remoza el modelo totalitario cubriendo su decidida, inclaudicable e ineludible opción por la violencia y la muerte con una democracia adulterada, instrumentalizada a su servicio.