La semana pasada, noticias de prensa han dado cuenta de un hecho verdaderamente macabro sucedido en octubre de 2021, cuando una joven mujer de 25 años fue asesinada y ofrendada a la Pachamama en la mina Choro, ubicada en Palca, cerca de la ciudad de La Paz (...) Existen creencias absurdas y macabras como aquella de entregar seres humanos a la Tierra durante la construcción de edificios, para que no se vengan abajo con el transcurso del tiempo (...) En materia minera, los sacrificios y ofrendas a la Pachamama son de larga data. En ocasión de las diligencias de mensura, alinderamiento y posesión se suele entregar llamas en sacrificio, bajo el justificativo de que la Tierra es una diosa a la que le encanta la sangre y que, al recibirla, retribuye el acto sacrificial entregando minerales en abundancia a quienes lo ejecutaron. La ecuación, por tanto, es: le doy sangre a la Pachamama y ella me da mineral y, con él, mucho dinero. El “toma y daca” del libre mercado “actualizado” con la entrega esta vez de vidas humanas.
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