La bonanza tuvo como principal protagonista y beneficiario al gobierno nacional, cuyos ingresos aumentaron más de lo que cualquier gobernante se hubiera atrevido a soñar en los años previos. El sector público ha dispuesto entre el 2006 y el 2013 de más de 525 mil millones de bolivianos, gastando un promedio anual que es el triple del gasto promedio en los años previos. Además, no tuvo las restricciones del déficit y el financiamiento externo que debieron enfrentar los gobiernos anteriores sino que, contando con esa enorme liquidez, ha recibido adicionalmente créditos en magnitudes nada despreciables.