Hay momentos en la historia de un país que definen el destino de una generación. Durante el último siglo ocurrieron en 1899, en 1952, en 1982 y en 2005. En esas fechas fundacionales comenzamos siendo extraordinarios y terminamos contaminados por las mezquindades. Comenzamos reinventando la democracia y terminamos produciendo autoritarismos.
Esos cuatro momentos inaugurales de la reinvención democrática fueron imaginados por líderes ciudadanos y paridos por los partidos. Pero en noviembre 2019, cuando en un instante de lucidez colectiva la rebelión ciudadana pudo reinventar la democracia, no fue capaz de generar un liderazgo a la altura de su victoria. Y como no tuvo acompañamiento partidario, la transición del autoritarismo a la democracia concluyó en el retorno victorioso del miedo. La mayoría de los bolivianos tuvo miedo de convertir la victoria política en el germen de un nuevo país.
La lección de la derrota electoral y política de este año es, entonces, doble. Debemos ser capaces de reinventar la democracia: debemos imaginar un país verdaderamente libre, debemos poder abrazar nuestras diferencias y hacer de ellas semillas del empoderamiento ciudadano. Pero, al mismo tiempo, debemos renovar nuestra vida política. Entender que los partidos y las ideologías son imprescindibles; que sin ellos no hay gestión pública ni diseño del bien común; que ellos contienen las formas de la democracia; que ellos encarnan nuestra diversidad.
En octubre 2020 nos ha ganado el miedo. Y, como es obvio, la primera lección de esa derrota es que nos dejamos contaminar por las mezquindades. Dispersos y divididos no supimos enfrentar el retorno autoritario ni sus amenazas. Hoy, por consiguiente, nuestra primera responsabilidad es reconstruir la unidad democrática.
Este es el momento para convocar a todos los partidos democráticos a la UNIDAD para impedir que el autoritarismo nos ‘pandemie’ de impotencia. ‘Una Nueva Oportunidad’ está dispuesta hoy, como lo demostramos junto a todo el movimiento ciudadano durante diez años, a entregar todo nuestro compromiso y apoyar a los mejores candidatos a alcaldías y gobernaciones. Podrán, en algunos casos, ser candidatos partidarios; podrán, en otros casos, ser candidatos ciudadanos; pero deberán, en todos los casos, comprometerse a trabajar desde la reinvención democrática por el bien común a partir del respeto a la institucionalidad y las leyes de los gobiernos departamentales y municipales desde un programa mínimo:
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nuevo pacto fiscal y nuevas competencias concentradas en la profundización de las autonomías,
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cualificar la gestión del desarrollo humano y ambiental,
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compromiso programático con todas las causas locales fundamentales.