El peor legado del MAS no ha sido como muchos creen, el increíble despilfarro de aproximadamente 65 mil millones de dólares en diecisiete años, la contratación de una enorme deuda externa e interna, el asalto despiadado a las arcas fiscales, o la pérdida definitiva de la salida al mar. Su peor legado está en el campo de lo intangible, y más precisamente, en el campo de la moral.
El MAS les ha enseñado que la ley no debe respetarse excepto cuando es para propia conveniencia, y peor, les ha enseñado que la administración de justicia puede aplicarse contra los adversarios políticos. El MAS les ha enseñado a despreciar principios democráticos esenciales, como la separación de poderes, el respeto a las minorías, la observancia de los procedimientos electorales, la fidelidad de los actos electorales o el respecto a la mayor acción legislativa, el referendo.