Son bien conocidos los efectos positivos de los partidos para la democracia: (i) permiten el funcionamiento democrático; (ii) son vehículos de la profundización democrática de largo aliento y (iii) generan condiciones para la competición electoral. En el caso boliviano los efectos partidarios han sido deplorables. Interesa hacer una cita al artículo que presenta Gonzalo Flores "hemos tenido en Bolivia un verdadero muestrario de lo que no se debe hacer: ha habido partidos organizados bajo la generosidad de un propietario, partidos agrupados alrededor de un caudillo pero sin doctrina, y sobre todo partidos organizados únicamente para responder a una coyuntura, especialmente electoral." Haz click aquí!