Como todos los años, el Sr. Evo Morales ha dado un mensaje a la nación que debería reflejar razonablemente los logros del gobierno, pero también sus fracasos y los problemas y dificultades que enfrentó. Me limitaré aquí a mencionar muy brevemente, algunos problemas agropecuarios que el Sr. Morales no mencionó, o que escondió, porque si los revelara, daría una pobre impresión de su gestión.
- Deforestamos cada año más que el anterior. El Sr. Morales no mencionó que la tasa de deforestación se está acelerando, y que resulta en una destrucción de aproximadamente 270.000 hectáreas anuales (cada hectárea es un cuadrado de cien por cien metros, más o menos toda la plaza central de Cochabamba). Una consecuencia es que los bolivianos estamos entre los más grandescontaminadores y emisores de gases de efecto invernadero per cápita del mundo.
- Nuestros rendimientos siguen siendo los más bajos de América Latina. Las productividades promedio de Bolivia siguen siendo las más bajas, tanto para los cultivos “tradicionales” (papa, maíz, yuca), como para los “modernos” (soya, girasol, caña) e incluso para los que son nuestra “especialidad” (quinua, café, coca).
- La contribución de la agropecuaria al PIB sigue cayendo. En 1994 era el 15% y ahora está en un poco más del 11%. Increíble pero cierto.
- Los mercados de tierras siguen sin desarrollarse. Los derechos de propiedad de los agricultores de altiplano y valles no son completos. Como consecuencia, en esas regiones no se desarrollan los mercados de tierras, capitales, tecnologías y trabajo. Se ha obstaculizado el desarrollo de muchas tierras al declararlas tierras comunitarias de origen. El ultraproteccionismo al pequeño agricultor resulta en que se le impide disponer de su patrimonio, invertir y movilizar fondos privados.
- Los ingresos del sector agropecuario son los más bajos de toda la economía. Los trabajadores del sector agropecuario son los que menos ganan en la economía. ¿Por qué siguen en la agricultura? La mayoría, porque no puede pagar los costos de la migración.
- La contaminación de suelos, agua y aire continúa y aumenta. Se deben esencialmente a la deforestación, al uso de pesticidas, herbicidas, fungicidas, medicinas vegetales y animales usadas en sobredosis, indiscriminadamente y sin que el que contamina sea obligado a pagar por los daños que causa.
- La inocuidad de nuestros alimentos no mejora. La deficiente inocuidad se debe a la contaminación de alimentos por causas químicas y bacteriológicas. Algunas contaminaciones pueden causar enfermedades severas y hasta la muerte. Todas causan un impacto económico en forma de menos días trabajados, menos rendimiento, menos producto, menos valor y más costos de reparación de la salud. Casi todas son tecnológicamente controlables, pero el gobierno no ha hecho nada por mejorar la inocuidad de los alimentos de consumo masivo.
- Exportamos más, pero importamos más. Nuestras exportaciones agropecuarias están hechas casi exclusivamente de torta de soya y castaña, mientras que las importaciones cubren un abanico cada vez más grande de productos. Cada alimento extranjero que se consume (y por tanto se importa y paga), es un dinero que fluye hacia productores extranjeros, no hacia los bolivianos. El gobierno favorece la importación de alimentos mediante un tipo de cambio apreciado, que ahora ya no puede devaluar a corto plazo.
- El costo de la canasta básica de alimentos sube y perjudica a los más pobres.Aun aceptando las retocadas estadísticas del INE sobre los precios del grupo de alimentos, se encuentra que desde 2008 hasta ahora el índice de precios se ha duplicado. Para los pobres ese incremento actúa como una reducción de sus ingresos.
- El sector forestal está colapsado. La superficie bajo manejo ha caído, la superficie certificada ha casi desaparecido. Las importaciones de productos forestales han crecido marcadamente. Aunque las exportaciones parecen recuperarse en el período más reciente, ya no aumenta el componente de productos procesados. El sector forestal ha dejado de ser un empleador importante.
- Bolivia no puede mostrar ningún producto natural o procesado en que haya tomado la delantera. El MAS ha gastado la mayor parte del dinero extra generado por la renta gasífera en apoyar precios y en subsidios al productor. El primer mecanismo deforma los precios impidiendo que éstos jueguen su vital papel de señales. Los subsidios también deforman la economía y crean unos costos que tendrán que ser pagados inevitablemente en el futuro.
- No hay conexión de la investigación con la innovación y la inversión. Se invierte muy poco en la innovación agropecuaria, cosa que se debe principalmente a que la investigación, además de ser escasa, está mal enfocada, principalmente hacia rubros poco importantes en los mercados.
- Se ha generado una cantidad enorme de leyes, decretos y resoluciones administrativas que no facilitan, sino que entorpecen el desarrollo agropecuario. El corporativismo, la improvisación y la informalidad han reemplazado a la institucionalidad y normas del sector. En ese caldo de cultivo, la corrupción hinca todos los días sus dientes en los fondos públicos.
El Sr. Evo Morales pudo por lo menos haber mencionado algunos de estos problemas. Así se habría aproximado a jugar el rol de Presidente. Al omitirlos, permanece en el rol de demagogo.