En 2015 (medición PISA en La Paz) se verificó que la calidad educativa era pésima. En sus orígenes docentes, en sus resultados estudiantiles y en sus productos profesionales. Esa confirmación se ha reiterado en 2017 (medición LLECE en el país) y en 2019 (Brecha de habilidades en Bolivia, BID). Preparado el terreno se inicia el último salto. Ya no se trata, ahora, sólo de perder democracia y libertad. Se trata de que aquellos que van a ser plenamente ciudadanos cuando cumplan 18 años no sepan que la democracia y la libertad existen y, por consiguiente, no las ejerzan ni luchen por alcanzarlas. El adoctrinamiento presente en los textos de uso obligatorio de este año tiene antecedentes en los “cuentos y poemas” de culto a Evo Morales distribuidos hace ya varios años.
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