En este artículo se analiza la exclusión masista del voto ciudadano mayoritario a como dé lugar; bien sea un fallo del Tribunal Constitucional Plurinacional o cualquier otro dispositivo judicial o extrajudicial. Estas prácticas excluyentes, cuando no abiertamente fascistas, hacen del militante masista común una persona francamente autoritaria. Lo escribió Nano Calla en http://www.rimaypampa.com en junio 2018.
La aspiración al poder total siempre implica –aparte de su desmesura utópica– la destrucción de la pluralidad. (Hannah Arendt, 1958)
Lo tradicional era sentirnos discriminados por el color de la piel, nuestra condición socioeconómica o no portar el carnet (del partido de turno) correspondiente. A lo primero lo llamamos racismo, lo segundo es corriente en sociedades clasistas como las latinoamericanas, pero lo tercero es más propio de algunos países que han caído bajo regímenes populistas con ínfulas totalitarias como el nuestro, Nicaragua o Venezuela (donde ahora será necesario portar el "carnet de la patria" ¡para poder comer!).