Favorecido con el voto mayoritario de la ciudadanía boliviana, para sorpresa del importante resto de los votantes, y como no obtuvo la mayoría calificada en la representación en la Asamblea, los prorrogados asambleístas masistas mostraron, otra vez, su vena autoritaria. Su odioso regalo final fue modificar el reglamento en ambas cámaras. Poco más de dos decenas de artículos hacen prácticamente superflua a la oposición en importantes materias. Veamos las que son realmente decisivas:
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El MAS dispondrá de dos agendas: una para ser publicada con antelación y de acuerdo a los procedimientos establecidos y, otra, que será introducida al momento de iniciarse las sesiones, que será aprobada por la mayoría absoluta de que dispone.
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Se impedirá la participación de las minorías en las tareas de fiscalización que las comisiones especiales realizan.
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Se permitirá la ejecución de maniobras sorpresivas para la aprobación de asuntos de interés político e ideológico del MAS, impidiendo que la oposición tenga el suficiente conocimiento de los temas a considerar y pueda oponerse.
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Se allanará el control político de las FF.AA. y la Policía, así como el manejo ideológico de las relaciones internacionales.